El hierro es el metal más empleado en el mundo, incluso por delante del aluminio. Tanto es así que supone el 95% de la producción mundial de metal, en un ranking en el que ocupa el primer lugar Australia, seguida de Brasil y China. Es un material que, en sus diversos productos y aleaciones resulta imprescindible por su dureza y precio asequible, ya sea en la industria del automóvil o en la construcción. El acero es su aleación más habitual, con un uso muy frecuente en la industria ferroviaria o en elementos estructurales de edificios, por su rápida colocación y excelentes propiedades de tracción. Pero el acero en los últimos años se ha encarecido, entre otras razones por el gran consumo energético que supone obtenerlo, con las consiguientes consecuencias ambientales.
La metalurgia del hierro se desarrolló de forma más tardía que otros metales, como el oro y el cobre, que son más fáciles de explotar y de fundir. La apuesta por el hierro en la construcción comenzó en el siglo XVII, como alternativa a la madera para evitar riesgo de incendio en las edificaciones, y extendiéndose a otros sectores gracias a su versatilidad. A día de hoy, tanto el tubo de hierro como los perfiles estructurales resultan esenciales en la construcción.
El acero, un material para la construcción con múltiples ventajas
Esta aleación del hierro de uso tan común aporta muchas ventajas en el sector de la construcción, sobre todo en lo que a estructuras se refiere. Así, su alta resistencia y bajo peso, lo convierten en el material ideal para vigas, al no añadir una gran carga extra a la estructura. Por otro lado, sus propiedades permanecen inalterables durante mucho tiempo y, con el tratamiento adecuado, tiene una durabilidad prácticamente indefinida. Su ductilidad le permite soportar grandes deformaciones y tensiones sin fallar. A esto hay que sumar que posee una gran resistencia y la capacidad de absorber grandes cantidades de energía, lo que se denomina tenacidad de un material. Además, su reciclabilidad lo convierte en un material sostenible.
Otras ventajas relevantes son la facilidad para unir distintas piezas a través de soldadura, tornillos o remaches. También es posible prefabricar las distintas partes de una estructura, lo que favorece un rápido montaje. El acero además es fácil de laminar y de manejar en múltiples tamaños y formas, y las piezas estructurales se pueden reutilizar una vez se desmontan.
Tubos y perfiles de hierro, imprescindibles en las estructuras
Los tubos son estructuras de hierro huecas, abiertas por los extremos, que pueden presentar diferentes formas. Así, encontramos en el mercado tubo redondo, cuadrado, rectangular y ovalado (pasamanos). Todos ellos están disponibles en Alsimet, así como otros férricos tan empleados en la construcción como son las barras de acero corrugado y el mallazo férrico.
El tubo de hierro redondo se emplea en aquellos elementos que deben ser altamente fiables y resistentes, como columnas o vigas. Por su parte, el cuadrado se utiliza en estructuras y mantenimiento, incluyendo usos como barandillas y postes de señalización. Con el tubo rectangular se componen marcos de acero estructurales, encargados de trasladar cargas al suelo. Además, cabe señalar que los tubos de acero sin costura, a diferencia de aquellos soldados, son los más adecuados para soportar la presión. Por esta razón se utilizan para tuberías que transportan fluidos como agua, gas natural, petróleo, etc. Resultan piezas ligeras, con una gran resistencia a la flexión y a la torsión, muy empleadas también para aplicaciones de precisión en la industria automotriz.
Los perfiles estructurales de hierro en la construcción tienen un gran protagonismo dada su alta capacidad de carga y, al mismo tiempo flexibilidad. Soportan así altas tensiones y grandes cargas, por lo que son el formato más indicado para pilares, forjados y vigas. Es el caso de los perfiles estructurales IPN o sección en "I" con alas inclinadas, muy empleados en estos elementos clave de las edificaciones, que sostienen y reparten al carga. Las dimensiones y características de las secciones transversales de los perfiles están recogidas en el Código Técnico de la Edificación (CTE), contemplándose en el Documento Básico SE-A y en el DB-SE sobre seguridad estructural.