El cobre es un material muy presente en la transición a unas ciudades y una economía más verde. Además de ser imprescindible en el sector de la energía eléctrica por ser el mejor conductor, tiene múltiples aplicaciones en la arquitectura y en la construcción sostenible.
La realidad es que cerca del 80% de la población europea vive en entornos urbanos, que además son responsables de más del 70% de las emisiones. Por ello es esencial una transformación en la que primen el medio ambiente y la salud de las personas.
Emplear materiales sostenibles y adoptar medidas para aumentar la eficiencia energética de las edificaciones son medidas básicas para lograr la reducción de la demanda de energía para la edificación. Y este es uno de los compromisos que la Unión Europea ha suscrito en el Acuerdo de París.
Cobre reciclado: ahorro, eficiencia y sostenibilidad sin perder prestaciones
Es de los pocos materiales que no pierde propiedades al reciclarse, alargando así su vida útil. Además, el reciclaje de cobre supone un enorme ahorro energético, que se calcula que puede alcanzar hasta el 90% con respecto al que se obtiene en las minas. En concreto y a nivel mundial, se ahorran 100 millones de MWh de energía eléctrica. También se evita la emisión de 40 millones de toneladas de CO2 al año.
Su reintroducción en el sistema económico contribuye, por tanto, al reto de la descarbonización y a la eficiencia energética. Por otro lado, se evita su agotamiento como materia prima, algo que de todos modos no debe preocupar con las reservas y los recursos disponibles a día de hoy.
Aplicaciones del cobre en la construcción sostenible
El cobre está presente en la arquitectura desde hace décadas, por ser muy maleable, resistente, duradero y versátil. Es un metal que complemente a la perfección otros como la madera, el vidrio o el ladrillo. A nivel estético también proporciona grandes ventajas en interiores y en recubrimientos de fachadas y cubiertas. Es muy usado, además, en elementos conductores de agua, por su resistencia a la corrosión.
A día de hoy sabemos que, en muchos aspectos, la construcción sostenible depende del cobre. Resulta fundamental no solo para reducir las emisiones, también para mejorar la calidad del aire del interior de las edificaciones, así como la calidad del agua y los costes de su ciclo de vida.
Un material es sostenible si es duradero, si necesita poco mantenimiento y si es reciclable. Estas tres condiciones las cumple el cobre. Y, entre sus valiosas propiedades, se encuentra una excelente conductividad, tanto eléctrica como térmica; de hecho, es la mejor de entre los metales no preciosos. Así, el cobre en construcción se utiliza en aplicaciones muy variadas, desde la instalación de agua, electricidad y climatización, hasta en paneles solares térmicos y fotovoltaicos, puntos de carga de vehículos eléctricos, sistemas de automatización de edificios, etc.
En resumen, en las ciudades verde e inteligentes encontraremos cobre en:
- Edificios más eficientes, sostenibles y saludables.
- Transporte sostenible y de bajas emisiones.
- Instalaciones de agua eficientes.
- Redes energéticas conectadas e inteligentes.
El cobre, clave en la ciudad del futuro
Las urbes que vienen serán inteligentes, eficientes energéticamente, responsables medioambientalmente y capaces de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. El cobre, sin duda, formará parte de esta revolución verde en la que la construcción sostenible es un pilar fundamental. En la construcción sostenible los materiales naturales como el cobre, presente en la corteza terrestre, adquieren cada vez más protagonismo. Elegirlo es una inversión a largo plazo, por su durabilidad, que además aumenta el valor de las edificaciones. En Alsimet distribuimos cobre en forma de barra, chapa, cinta, pletina y tubo, además de ofrecer distintos cortes y acabados en nuestros Centros de servicio.