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Reciclaje de cobre: recuperación y reutilización
El cobre es el metal más reciclado; tanto es así, que buena parte de la demanda se cubre a través del reciclaje. Teniendo en cuenta el papel del cobre en la industria y en la vida cotidiana, esto supone una importante ventaja. Con el reciclado de la chatarra de cobre se pueden producir productos semielaborados como tubo de cobre, laminados de cobre, alambres, etc., que se usarán en sectores como la energía sostenible, la tecnología y salud.
Las ventajas de reciclar el cobre
El cobre es 100% reciclable y no pierde sus propiedades químicas o físicas aunque el proceso se repita. Las ventajas son claras: el ahorro de energía es muy importante, al suponer un 85% menos de consumo reciclarlo que extraerlo. El proceso de extraer, transportar, fundir y refinar se reduce a estas dos últimas fases.
Por lo tanto, se dejan de emitir toneladas de CO2 y se conservan valiosas reservas de petróleo, gas y carbón, suponiendo un beneficio claro para el medio ambiente, además de la reducción de costes. Todo esto redundará en un ajuste del precio del cobre.
Como curiosidad, la llegada del euro supuso el reciclaje masivo de cobre. Hubo que retirar unas 260.000 toneladas de monedas de los doce países integrantes. De ellas se pudieron extraer casi 150.000 toneladas de cobre, que tras ser fundido fue utilizado otra vez para elaborar productos industriales y nuevas monedas.
Materia prima casi infinita
Según la Copper Development Association, un 12% de los recursos de cobre mundialmente conocidos ha sido explotado a lo largo de la historia. De esta cantidad, varias estimaciones indican que el 80% todavía circula. Es poco probable que el cobre se agote: aunque la extracción disminuya, continuará circulando al poder reciclarse por completo.
Las fuentes de los residuos de cobre y, en general, de los metales tanto férricos como no férricos, son tres:
Propia o de origen: es la que se genera en la fábrica, refinería o fundición. Normalmente se recupera y se usa en la misma planta de nuevo.
Industrial: procede de recortes resultantes del proceso de elaboración de un producto.
Obsoleta: es la que se origina en más cantidad. La forman productos que han finalizado su ciclo de vida funcional, como residuos de construcción, instalaciones de fontanería, calefacción, cables eléctricos, o equipos electrónicos y productos de latón.
El proceso de reciclaje del cobre
Se resume en la recogida y posterior clasificación de las chatarras de cobre según su pureza. En función de su nivel, son enviadas a fundición directamente (si es cobre puro) o sometidas a tratamiento.
La comprobación del grado de pureza se lleva a cabo cuando el material se encuentra en estado líquido mediante un análisis químico. A continuación se desoxida y lleva a formas intermedias, como lingotes, palanquillas, planchas y tochos. Si persisten óxidos, se puede fundir de nuevo y proceder a una electrorrefinación, eliminando impurezas y recuperando subproductos aprovechables.
Cuando el residuo contiene cobre mezclado con otros metales, se evalúa la relación coste-beneficio del proceso. Si el coste es alto, se opta por obtener un material de menor pureza, adecuado para usos no eléctricos. En el caso del latón y del bronce, no es necesario refinado: se funde la chatarra directamente y se obtienen nuevas aleaciones.