El galvanizado o proceso de galvanización consiste en el recubrimiento de de una pieza de metal (hierro o acero) con zinc para protegerla de la oxidación y la corrosión. Es, por tanto, un proceso electroquímico durante el cual se somete al metal a un baño de zinc fundido. Se consigue con ello una protección por recubrimiento que convierte a los materiales en resistentes a condiciones agresivas como los ambientes húmedos, ácidos, salinos, con fuerte presencia de cloro, etc.
Principales tipos de galvanizado
Es un procedimiento tan versátil que permite proteger piezas de distintos tamaños y formas. Así, el galvanizado puede ser de 4 tipos:
Galvanización en caliente
El más común, mediante el cual se baña el metal en zinc fundido a unos 450ºC. Supone casi la mitad de consumo de zinc a nivel global. La inmersión provoca una reacción por la que se conforman varias capas externas sobre el material, de mayor dureza y contenido en zinc a medida que se acercan a la superficie. La galvanización en caliente lleva más de 150 años siendo el procedimiento más fiable y rentable para proteger al hierro contra la corrosión.
Galvanización en frío
Consiste en recubrir de zinc el metal con una pistola, brocha o rodillo, con un resultado menos duradero que la galvanización en caliente. Para lograr una resistencia similar es necesario que la película contenga mínimo un 92% de zinc. Además la capa debe ser conductora de la electricidad. Solo cumpliendo estos dos requisitos será capaz de proteger con eficacia.
Galvanizado electrolítico
Es un proceso con el que se deposita la capa de zinc sobre el metal usando una corriente continua controlada. Para ello se necesita una fuente de alimentación (un transformador), una solución de sales metálicas (electrolitos) y ánodos (placas de metal muy puro de zinc, níquel o cobre).
Galvanizado por laminación
Se usa para obtener una lámina acanalada galvanizada aplicando el galvanizado en caliente a láminas de acero.
Las aplicaciones industriales del galvanizado
La variedad de usos de los materiales galvanizados es amplísima. Las tuberías y otros elementos de fontanería fabricados con acero galvanizado resultan resistentes y duraderos. Pero, además, se emplean piezas metálicas galvanizadas en objetos decorativos y en artículos tan diversos como botones, llaveros, hebillas, etc. También se usa en la bisutería bañada en oro y en en joyas hechas con metales como platino o rodio.
Asimismo hay materiales galvanizados en aquellos objetos que tienen que estar en contacto con agua o con el sudor y otros elementos corrosivos, para así evitar que pierdan color o se dañen. Eso sí, si el entorno es particularmente ácido, es posible que las piezas metálicas galvanizadas acaben por corroerse con el paso del tiempo.
En el caso del acero galvanizado, resulta básico para elementos de acero estructural (armaduras, vallas, rejillas) empleados tanto en edificaciones como en puentes y carreteras, además de en plantas de tratamiento de agua y de aguas residuales. También cumple una función arquitectónica en fachadas de edificios, en aparcamientos, etc. Se emplea para bienes de equipo, tendidos elécricos, en el transporte ferroviario, en telecomunicaciones, en plantas químicas y petroquímicas, en instalaciones de ocio como estadios, pistas, etc. Tuberías, mobiliario, alambres, cables, barandillas, tornillos y tuercas, señales de tráfico... Los usos del acero galvanizado son de lo más dispares.
10 ventajas del galvanizado
No solo alarga la vida útil de los productos en las condiciones más exigentes. El galvanizado aporta a los materiales:
- Gran resistencia. Con el galvanizado se logra un mayor espesor y resistencia de capa que con otros tratamientos. Así, una de las grandes ventajas del tubo de hierro galvanizado es que posee una gran resistencia mecánica, lo que permite utilizarlo sin apenas limitaciones o restricciones.
- Gran durabilidad. Los materiales puede utilizarse mucho tiempo manteniendo una gran apariencia.
- Triple protección. El galvanizado garantiza una protección integral tanto interna como externamente. Supone una barrera física de mayor dureza y resistencia que cualquier otro recubrimiento. Además aporta protección electroquímica, porque con el tiempo se forma una capa de óxido de zinc que sirve como aislante. También, ante roces y arañazos, el galvanizado tiene la capacidad de autocurarse gracias a una reacción química en su superficie.
- Fácil de manejar. Las superficies galvanizadas son, por ejemplo, más fáciles de pintar que las que no.
- Gran compatibilidad. Un metal galvanizado se puede incluir en estructuras de acero inoxidable, aluminio y hormigón y se puede pintar.
- Sin mantenimiento. Con tanta resistencia y durabilidad, no hace falta mantenimiento a lo largo de la vida útil del material galvanizado.
- Fiable. El hierro galvanizado cumple con la normativa nacional e inernacional.
- Reciclable. Se puede reciclar varias veces cuando finaliza su vida útil.
- Estética atractiva. Su aspecto brillante es un plus para los productos destinados al consumidor final.
- Rentable. No solo por su durabilidad, si no porque, a diferencia de los recubrimientos con pintura, no necesita mantenimiento alguno.
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