El sector del automóvil consume en enormes cantidades de materiales férricos y no férricos. Desde los primeros modelos fabricados se han utilizado varias aleaciones para mejorar la resistencia a la oxidación o a la corrosión. La chapa de aluminio y la cinta de aluminio son productos muy demandados desde este ámbito, tras un período de transición del hierro a materiales más ligeros.
El aluminio como aliado para reducir peso
La reducción del peso es lo más llamativo en la evolución de la construcción de automóviles en las últimas décadas. La crisis del petróleo de los años 70 y la concienciación en torno al medio ambiente generaron este cambio paulatino. También el aumento de la seguridad, los cambios en la producción y la necesidad de reciclar mayor cantidad de material incidieron en ello.
Hay que tener en cuenta que buena parte del material ferroso se encuentran en el motor y en la transmisión. Su sustitución por el aluminio y resinas permitió aligerar de forma relevante el peso de los automóviles en los años 90 hasta un 40%.
Con posterioridad se ha usado en combinación con otros materiales ligeros, como la fibra de carbono o el magnesio. Esto ha supuesto ciertas complicaciones, por lo que ha sido necesario desarrollar nuevas tecnologías para los procesos de fabricación.
Un cambio de paradigma: la construcción ligera
En la actualidad, el aluminio es el material más utilizado en la construcción de automóviles, solo superado por el hierro. El consumo de chapa de aluminio y de cinta de aluminio por parte de empresas dedicadas a la automoción no ha hecho más que crecer en los últimos años ante la necesidad de aligerar los pesos.
Si bien el origen de su uso fue su excelente capacidad para evacuar el calor, empleándose así en elementos mecánicos variados, no fue hasta la década de los 90 que se comenzó a considerar para armar las carrocerías de algunos modelos de alta gama de Ferrari y Jaguar.
Las ventajas del aluminio frente al acero
- Se puede reciclar casi sin límites, reduciendo así la generación de residuos. La calidad del material apenas se ve afectada en sucesivos procesos de recilaje, por lo que el ahorro es importante.
- Contribuye a una disminución en la emisión de gases contaminantes.
- Favorece el ahorro de combustible al disminuir el peso del automóvil.
- Aumenta la seguridad de los vehículos: las carrocerías hechas de aluminio tienen mayor rigidez; además, ofrecen mayor resistencia a los impactos, disipando buena parte de la energía generada en la colisión. Hay que valorar también que un peso menor implica mayor eficiencia en la frenada.
- Protege frente a la corrosión: presenta una muy buena resistencia en contacto con el oxígeno, al formarse una película de óxido de forma natural sobre él que lo protege frente a la corrosión. Se evita así la rápida degradación del elemento, una ventaja frente al hierro. De todos modos hay que tener en cuenta su menor resistencia a la oxidación en contacto con otros metales, por lo que es conveniente aislarlo.
Hay que valorar también que la soldadura del aluminio es muy diferente y menos resistente, en algunos casos, que el hierro. Con este motivo se recurre en ocasiones al pegado mediante colas especiales. Por tanto, la construcción de carrocerías completas en aluminio supone un gran esfuerzo de diseño y nuevas maneras de plantearse la fabricación y la reparación.