El deterioro que provoca la corrosión en los metales tiene un importante coste tanto en edificios como en embarcaciones, puentes o automóviles. En ocasiones, los daños son irreparables, implicando la sustitución de piezas o maquinarias completas como única alternativa. Además, cuando una máquina ve comprometida su actividad por la acción de la corrosión o del óxido, al coste de la reparación hay que añadir la pérdida de productividad. Por todas estas razones, en los sistemas de almacenaje y distribución de Alsimet está contemplada esta problemática, para que así los materiales se entreguen siempre en condiciones óptimas.
En la industria, los desperfectos pueden suponer simples daños estéticos, que acaban desembocando en fallos precoces y en la reducción de la vida útil de la maquinaria. Hay que tener en cuenta que la corrosión es capaz de consumir poco a poco piezas de gran tamaño, debilitando con el tiempo la máquina, hasta producir fallos mecánicos. En algunos casos pueden ser también un problema añadido de seguridad para las personas que las manejan, además de suponer una posible contaminación de los productos que se elaboren con la maquinaria dañada y del ambiente. Por esta razón es vital el correcto mantenimiento de la maquinaria industrial, para prevenir los daños a futuro, y su sustitución en cuanto sea necesario. El uso del latón, un metal con una gran resistencia a la corrosión, permite evitar este tipo de problemas. Así, es muy empleado en válvulas, engranajes, hélices y otras piezas de barcos en lo que es conocido como latón naval.
Principales causas de corrosión en el metal
El contacto del material metálico con el oxígeno y con la humedad produce un fenómeno electroquímico complejo. La presencia de agua en el ambiente provoca corrosión, mientras que la reacción de los metales con el aire es la causa de la oxidación. En los materiales metálicos la corrosión más común es la que se genera por una reacción química por la que se transfieren electrones de un material a otro. Podemos decir que la oxidación es el ataque del oxígeno (en forma de aire o agua) y la corrosión es el deterioro que provoca.
Pero, además de la humedad, hay otros agentes corrosivos: es el caso de las altas temperaturas, de la salinidad ambiental propia de la cercanía al mar y de la contaminación industrial con dióxido de azufre concentrado.
Según el tipo de metal y las condiciones ambientales, variará la forma y velocidad en la que se presenta la corrosión. Casi todos los metales pueden sufrirla, si bien la de los férricos es la más conocida al ser la más frecuente y rápida en producirse. Por su parte, los metales preciosos, al tener muy poca reactividad, es difícil que se corroan, si bien su escasez y alto precio no los convierten en un material muy empleado en la industria.
Los factores que más influyen en el desencadenamiento de un proceso de corrosión son los siguientes:
- La acidez de la solución: las más ácidas son las más corrosivas, por encima de las neutras y las alcalinas, puesto que permiten una reacción mayor en la zona de ánodo.
- Las sales disueltas: la presencia de sales ácidas acelera el proceso de corrosión. Por su parte, las alcalinas pueden inhibir el proceso.
- Las capas protectoras: su existencia puede limitar la aparición de la corrosión, ya sean recubrimientos aplicados sobre el material o capas fruto de la pasivación.
- La concentración de oxígeno: según el material, la cantidad de oxígeno presente puede afectar al proceso corrosivo. En los metales férricos, a mayor cantidad de oxígeno, más rápida es la corrosión. Sin embargo, en los materiales pasivados sirve para potenciar la capa protectora.
- La temperatura: la velocidad del deterioro suele aumentar a mayor temperatura, siendo el factor que más influye en la corrosión por oxidación.
Existen múltiples tratamientos contra la corrosión de los metales, algo sin duda imprescindible en la actividad industrial. Asimismo se pueden emplear aceros de alta resistencia e inoxidables, que están muy presentes en la construcción porque permanecen inalterables frente a la acción de la humedad y otros procesos degradantes.