El latón es una aleación del cobre con proporciones de zinc en función de las exigencias de la aplicación. En el caso de los latones industriales el porcentaje siempre es inferior al 20%. Tiene un excelente comportamiento energético y medioambiental, como el propio cobre y sus otras aleaciones. Aporta también sus mismas propiedades básicas, si bien resulta más económico y tiene mayor maquinabilidad y resistencia.
A todo esto hay que añadir que el latón es un material 100% reciclable. Si bien los centros de reciclaje se suelen centrar en metales de gran consumo, como el acero y el aluminio, existen gestores de residuos y chatarrerías dedicadas a la recogida y tratamiento de latón. Por otra parte, en la industria, el material sobrante de la mecanización del latón se puede devolver al ciclo de producción, puesto que no pierde ninguna de sus propiedades.
El reciclaje de metal, un compromiso ineludible
La recuperación y transformación de la chatarra metálica es imprescindible en el contexto actual. No ya por la evidente ventaja a nivel económico, si no por el ahorro en energía y en recursos naturales que supone. Es una herramienta clave para la lucha contra la crisis climática, al permitir la reducción de emisiones de una forma eficaz. La razón es que, aunque se invierte energía para la reutilización de cualquier material, es una mínima parte (en torno al 5%) de lo que se necesitaría para obtenerlo de la naturaleza y producirlo de nuevo. A esto hay que sumar que los recursos son limitados, por eso materiales reciclables como el cobre y sus aleaciones son muy ventajosos para el medio ambiente. De hecho, se calcula que el 80% del cobre extraído aún está en circulación, por lo que es poco posible que se agote como recurso.
Los desechos provenientes del fin de la vida útil de objetos cotidianos son los más numerosos. Mientras que aquellos generados en procesos industriales son reutilizados en las propias plantas, fundiciones o refinerías, los primeros presentan una tasa de reciclaje todavía baja. En buena medida el diseño de los productos es responsable de ello, junto a la complejidad tecnológica de productos utilizados de forma masiva como los móviles u ordenadores. Así, el conocido como ecodiseño cobra un papel protagonista, dado que integra criterios medioambientales en el diseño de los productos. Se tiene en cuenta, por tanto, el ciclo de vida completo del objeto, incluida la etapa en que se convierte en residuo.
Reciclar latón siempre es rentable
La reciclabilidad superior del latón puede compensar que su precio sea, en ocasiones, superior al de otros materiales similares. Por otro lado, su gran maquinabilidad implica una mayor productividad y menor coste por pieza.
Además, el reciclaje del latón —y también del bronce— resulta sencillo. No exige un proceso de electrorrefinación, como ocurre con otros materiales en los que se detectan impurezas. De esta manera, basta con fundir la chatarra de latón para obtener metal nuevo con las mismas propiedades que el original. Así, se reciclan con eficacia las virutas sobrantes del mecanizado, torneado y fresado de piezas de latón siempre que estén libres de presencia de otros metales, grasa y humedad.
En los Centros de servicios de Alsimet ofrecemos intercambio de materiales acabados por chatarras de latón y cobre, en nuestro compromiso por la sostenibilidad y por ofrecer un servicio integral a nuestros clientes.